viernes, 17 de abril de 2009

La lucha campesina continúa

Hace 13 años, un 17 de abril de 1996, fueron asesinados 19 campesinos del Movimiento de los Sin Tierra en El Dorado de los Carajás, en Brasil. Desde entonces, en esta fecha se conmemora el Día Internacional de la Lucha Campesina.

Los labriegos participaban en una marcha, cuando policías militares brasileños abrieron fuego contra ellos. Además de los asesinados, 69 personas sufrieron diversas mutilaciones y cientos fueron heridos. De entre las víctimas, al menos 10 fueron ejecutados extrajudicialmente después de su rendición.

No hace mucho tiempo que ocurrió ese suceso y todavía, cientos de campesinos y campesinas son arrestados, oprimidos, intimidados e incluso asesinados por su lucha en pro de la vida y la defensa de la tierra.

La población campesina es casi la mitad de la población mundial, y es gracias a ellos que la humanidad entera cuenta con que alimentarse; sin embargo, mucha gente la ve como personas inferiores y no valoran la importancia que tiene su actividad en la sociedad.

En nuestro país, el sector campesino sigue siendo uno de los más importantes de la economía, pero también es el que recibe menos apoyo gubernamental y es víctima del abandono institucional.

Para los campesinos no hay investigación y mejoras tecnológicas, no hay planes de comercialización y mercadeo, son escasos los programas de capacitación y el acceso al crédito se convierte en un calvario y una cadena de trabas.

Las vías de comunicación, los centros de salud, las escuelas y en general toda la infraestructura pública es deficiente en las comunidades rurales, donde miles de campesinos luchan por sobrevivir, producir y asegurar un fututo para sus hijos e hijas.

Las situaciones que lamentablemente observamos en nuestro país también suceden en el resto del mundo. La globalización y los Tratados de Libre Comercio han condenado a quienes trabajan en el campo a la desaparición, ante la llegada de grandes empresas transnacionales que forzan al sector campesino a producir para el gran mercado y ajustarse a las reglas que imponen la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Y mientras esto sucede, el gobierno continúa como si nada pasara, como si los campesinos no fueran indispensables para la sobrevivencia del mundo entero. El interés de los políticos ha sido únicamente el de beneficiar esos grandes negocios.
Al pequeño productor nadie lo defiende de los especuladores, quienes se embolsan las ganancias; mientras los consumidores siguen pagando altos precios por los alimentos que adquieren en los supermercados.

Estos nuevos sistemas globalizados, enfocados en producir más cantidades en menos extensión de terreno, atentan contra las prácticas campesinas tradicionales que tomaban en cuenta al medio ambiente y racionalizaban el uso de la tierra para evitar su degradación.

Los llamados “Agro-negocios”, han convertido a la agricultura en una actividad intensiva que utiliza semillas transgénicas y agroquímicos altamente nocivos y ha ido desplazando el cultivo de alimentos, para dar lugar a productos “más rentables” como los biocombustibles.

Ante este panorama resulta urgente hacer reformas que garanticen la óptima redistribución de bienes agrícolas y los recursos naturales; y lo más importante, que las Instituciones financieras y los organismos internacionales cambien sus políticas hacia las naciones en vías de desarrollo.

La globalización es una vía sobre la que vamos montados todos los países: ricos y pobres, y como es imposible bajarse de ese tren en movimiento, la conmemoración del Día Internacional de la Lucha Campesina este año tiene el lema "globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza".

Este 17 de abril, Día Internacional de la Lucha Campesina, se conmemora la pelea que dio un grupo de campesinos en Brasil, lucha que no debemos abandonar y que se debe reforzar ante las constantes embestidas que recibe el sector campesino, por parte de los grupos económicos que intentan darle la cornada mortal para apoderarse de la tierra y todos sus recursos.

Elsa Rojas Rodríguez
Periodista